En el claustro de la catedral de Barcelona podemos encontrar muchas lapidas por el suelo y osarios por las paredes. Lo normal en estos casos es que lleven nombres de ciudadanos nobles y aristócratas que por sus privilegios fueron enterrados en tan lujoso lugar.
Si nos fijamos bien en uno de los osarios veremos la figura de un personaje que no cuadra demasiado con el resto de los enterrados en el lugar. Es una figura que representa a un bufón con cascabeles colgando de su cinturón y un perro durmiendo a sus pies.
El personaje en cuestión se llamaba Antoni Tallander, vecino del carrer Xuclá del barri Gòtic de Barcelona, conocido por todo el mundo como Mossèn Borra.
Aparte de mossèn también era, entre otras muchas cosas bufón, y pasó por las cortes de reyes como Martín I de Sicilia y Alfons el Magnanim.
En 1416 ejerció como otras tantas veces de espía al ser enviado como diplomático al Concilio de Constanza para averiguar los planes de Segismundo de Luxemburgo, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Mossèn Borra, era un bufón muy polifacético, culto y borrachín que servía a su rey de una manera muy eficiente.

Textos de la época hablan maravillas de él:
«Buen gramático, varón sutilísimo en todo linaje de chistes y agudezas para burlar la vanidad y orgullo de los que ostentan sabiduría más por amor a la lisonja que a la filosofía y a la virtud; de modo que, al paso que cuentan hechos y ocurrencias alegres y sobremanera chistosas, le prodigan el dictado de docto.»

En la edición del Diario de Barcelona de 31 de diciembre de 1792 sale a la luz un texto del año 1446 escrito en latín, era una carta donde el rey Alfons V otorga al citado Mossèn Borra, un privilegio de lo más original:
«En consideración a su vejez, al no tener dientes ni muelas y por los servicios prestados, se le suministren de manera gratuita todos los vinos que él quiera, dentro de los dominios de la Corona«.

Un personaje de lo más curioso enterrado en tan noble lugar y que pasa desapercibido entre tanta belleza gótica.
La próxima vez que entréis en el claustro de la catedral mirad a la pared de la derecha de la puerta de la Capilla de Santa Lucía, allí podréis ver el osario de Mossèn Borra, el más famoso cortesano, juglar, diplomático, espía, bufón y borrachín de su época.

En la Barcelona oculta puedes escuchar el articulo con la voz de Natalia Argemí