Pablo Abraira, lo conocimos como cantante melódico en la década de los setenta. Con sus baladas de macho alfa romántico arrimábamos cebolleta de lo lindo en las fiestas improvisadas.
Solíamos juntarnos todos los adolescentes con las hormonas alteradas en casa de alguna chica del barrio con ganas de frotarse utilizando de excusa un guateque de vasos y platos de plástico para los sándwich de pan Bimbo y la Coca-cola en botella de cristal. 
Pablo Abraira, era un hombre hecho y derecho de pelo en pecho comparado con nosotros, a las chicas les encantaba, lo demostraban colgando en la pared de sus habitaciones posters del susodicho donde dejaba entrever generosamente su moqueta pectoral con sus camisas solapón.

Su frondoso bigote le daba un aspecto viril que desentonaba un poco con las románticas melodías que salían de su boca.  

En los setenta hubo una avalancha de cantantes románticos italianos que a todas horas sonaban por la radio, cantantes como; Umberto Tozzi, Claudio Baglioni  o Giani Bella, nos deleitaban con sus extrañas voces, unos cantaban con voz nasal y otros con voz ronca pero ninguno lo hacía de forma natural como los cantantes patrios que se apuntaron a la movida romántica. Uno de los máximos exponentes de los románticos italianos era Sandro Giacobbe, que con su Jardín Prohibido fantaseábamos con encamarnos con la amiga jamona de nuestra adolescente novieta.
Los cantantes de aquí eran más barriobajeros y sus letras más cercanas.
Camilo Sesto, Miguel Gallardo y Lorenzo Santamaria, eran algunos de los representantes locales que nada tenían que envidiar a los transalpinos.
Pablo Abraira, era el máximo exponente del romántico “refregacebolletas” por antonomasia. Temas como;  “Gavilán o Paloma”, “Pólvora mojada” o “30 de febrero” lo catapultaron a los primeros puestos de las listas radiofónicas de éxitos.
Temas como “o tú, o nada” nos hacían pensar en un amor adultero al que le poníamos un ultimátum.

Pablo Abraira, también se lanzó a la música disco con temas como “Quien tiene un duro de amor” donde nos demostró la potencia de su voz y su alma atormentada en una letra de borrachera nocturna de un perdedor que de nuevo toca fondo. El principio te echa un poco para atrás pero después se viene arriba y no hay quien lo pare.

Podríamos pensar que el bueno de Pablo Abraira, siempre se dedicó a ser un cantante guaperas y “Mojabragas” pero su carrera comenzó en los sesenta y pasó por algunos, como entonces se les llamaba, conjuntos musicales. Una de las bandas por las que pasó era Los Grimm y en ella ya apuntaba maneras de ídolo juvenil femenino.

Para cerrar este post solo decir que prefiero mil veces el aspecto viril de macho alfa de los cantantes setenteros que la imagen lánguida e insustancial de los chicos de hoy en día que parecen salidos todos de una escuela para hipsters amanerados.  
Supongo que serán cosas de la edad, a uno se le echa el tiempo encima y no termina de adaptarse a las tendencias juveniles actuales.
Desconozco si en la actualidad Pablo Abraira continua pisando escenarios o estudios de grabación, lo último que supe de él fue el siguiente vídeo del 2009 donde hace una revisión de uno de sus temas setenteros.

Os dejo una selección de almibaradas baladas italianas que traducidas al castellano levantaban pasiones entre los adolescentes de la época.

A continuación la aportación patria al tema de refregar cebolleta