CARRER DEL TORRENT DE LES FLORS

En el barrio de Gracia existen algunas calles que antiguamente eran torrentes naturales por los que bajaba agua cuando llovía en la montaña.
Uno es Torrent de Sant Miquel, otro es Torrent de l´Olla, otro Torrent d’En Vidalet y el otro Torrent de les Flors.
Una de ellas lleva a confusión por su nombre y me voy a explicar.
Manuel Torrente Flores fue un indiano que hizo fortuna en Cuba y a su vuelta compró unos terrenos en la Vila de Gracia, el ayuntamiento en 1862 los urbaniza y pone su nombre a una calle. Calle de Torrente Flores.
Los vecinos al ser catalanoparlantes enseguida empiezan a llamar a la calle Torrent de les Flors.
A finales del siglo XIX un mapa del ayuntamiento de Gracia se hace eco de los vecinos y rotula la calle como Torrente de las Flores.
El señor Manuel Torrente no se molestó en absoluto con el error del ayuntamiento y la cosa quedó así.
En 1916 la Vila de Gracia ya forma parte de Barcelona, desde 1897 el catalán vuelve a poder usarse de manera oficial y la calle pasa oficialmente a llamarse Torrent de les Flors, hasta que décadas más tarde vuelve a prohibirse y vuelve a cambiar al castellano. Con la segunda república y la vuelta de la Generalitat la calle vuelve a traducirse al Catalán pero pronto estalla la guerra civil y Franco vuelve a prohibir el catalán a nivel oficial por lo que la calle vuelve a llamarse Torrente de las Flores.
A la muerte del dictador y con la restauración de la Generalitat de Catalunya se vuelve a cambiar el nombre a Torrent de les Flors, que de momento es la vez que más ha durado el nombre, que es hasta nuestros días.
Así es como una calle dedicada a una persona pasó a ser un torrente como los que tiene cerca con la curiosa coincidencia de que la persona en cuestión se apellidaba Torrente.
Muchos éramos los que pensábamos que antiguamente esa calle debía ser un torrente donde había muchas flores ya que está al lado de otros torrentes, sin saber que en realidad su nombre viene del propietario de los terrenos llamado Manuel Torrente Flores.
Al final el ayuntamiento de Barcelona para hacer justicia, aunque jamás el señor Torrente se quejase, ha dedicado una discreta placeta y unos jardines al señor Manuel Torrente Flores.

La calle está más o menos ligada a la escritora Mercè Rodoreda, tanto la calle como el barrio de Gracia. El 18 de mayo de 1913, con solo cinco años, actuó por primera vez en una obra de teatro, en El misterioso Jimmy Samson, en el Teatro Torrent de les Flors.
Muchos años más tarde se publicó el libro El Torrent de les Flors, que recoge cuatro obras teatrales de la escritora.

CARRER DE ALÍ BEI

Domènec Badía i Leblich
(Barcelona, 1 de abril de 1767 – Damasco, 30 de agosto de 1818)
Viajero, arabista, espía, funcionario, científico, bibliotecario, traductor, intendente, dramaturgo y general de brigada del ejercito”. Conocido también como Alí Bei el-Abbassi.

Domènec Badía se mudó a Córdoba en 1792 para desempeñar la función de administrador de rentas de tabaco. En Córdoba estudió árabe y se sumergió en el mundo de los modernos globos aerostáticos, aventura que le llevó a la ruina económica.
En 1803, Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, contactó con él para ofrecerle la difícil misión de ejercer como espía en Marruecos devido las malas y tensas relaciones que entonces mantenían entre ambos países. Ese mismo año emprendió un largo viaje por territorios musulmanes, bajo una tapadera que le hacia pasar por príncipe sirio musulmán, educado en Europa bajo el nombre de Alí Bei el-Abbasí.
Como viajero explorador visitó Argelia, Marruecos, Libia, Egipto, Arabia, Siria, Turquía y Grecia. Llegó a visitar zonas en las que nunca antes había pisado occidental alguno.
Los viajes a Marruecos los hizo como espía del gobierno español para allanar el camino a la posibilidad de convertir Marruecos en protectorado español, Para ello debía ganarse la confianza de Mulay Sulaymán, en el caso de que Sulaymán no cayese en la trampa la orden era contactar con sus enemigos para empujarlos a una guerra civil y así entrar el ejercito español a invadir Marruecos.

En 1808, España fue invadida y Alí Bei se presentó a Napoleón Bonaparte, de la reunión salió con una carta de recomendación para su hermano Joseph Bonaparte (Pepe Botella) o José I, por aquel entonces rey de España.
Dos años después de la reunión es nombrado alcalde de Córdoba, durante su mandato introdujo el cultivo de productos, algunos descubiertos en sus viajes, como el algodón, la remolacha y la patata.
Tras la derrota de Napoleón se exilia en Francia, por lo visto era más amigo de la ilustración que del fanatismo religioso de Fernando VII, el nuevo rey que reinstauró la Santa Inquisición mientras sus súbditos gritaban por las calles “Viva las cadenas”.
Durante su exilio en Francia publica en dos volúmenes “Voyages d’Ali Bey en Afrique et en Asie”, donde recogía sus viajes por el mundo árabe. Se distribuyeron por toda Europa, con ediciones especiales en Reino Unido y Alemania.

Tras la publicación de sus libros cambia de nombre, ya no es Domènec Badía ni Alí Bei, a partir de entonces será Ĥãŷŷ ‘Ali Abu ‘Uțmãn (Alí-Othman). Bajo esa personalidad emprendió viaje a Damasco. Salió de París en 1818 pero fue descubierto por los servicios secretos británicos que le organizaron una recepción con un Rajá a sueldo del imperio británico. Murió en Damasco tres beber su última taza de café, por supuesto envenenado.
Domènec Badía (Alí Bei) fue un hombre de amplia cultura, dejó escritos junto a detallados dibujos sobre sus viajes, descripciones pormenorizadas de las ciudades que visitó y plasmó en sus observaciones sobre geografía, botánica, zoología, entomología, geología y meteorología.
Sus viajes fueron leídos en toda Europa y promovieron la curiosidad por la cultura islámica. Le admiraron, aunque con ciertas reticencias, Francis Burton, quien realizó una proeza semejante, y Alexander von Humboldt.
Sobre su vida se han escrito libros y Marruecos ha producido una película titulada De sable et de feu.

Algo bueno que podría hacer el ayuntamiento de Barcelona sería instalar placas informativas explicando la vida del personaje al cual está dedicada la calle.
Es una pena pasar por calles con nombres de personas de las cuales desconocemos sus apasionantes vidas.

CARRER DE LES EGIPCÍAQUE

La calle de las Egipcíaques de Barcelona, un lugar de retiro para mujeres licenciosas

Se dice que la calle de las Egipcíaques de Barcelona es de las pocas, por no decir la única calle de Barcelona, donde no vive nadie.
También sabemos que la calle de las Egipcíaques de Barcelona, es el único lugar desde donde se puede ver el reloj de la torre del Hospital de la Santa Creu de Barcelona. Y que la calavera que se puede observar en la foto superior es obra del artista Juan Carlos Valdiviezo.
La calle recibe el nombre de las Egipciacas por el antiguo convento situado en la calle dirigido por monjas Agustinas Arrepentidas / Egipciacas. El convento existió desde 1579 hasta 1669, era un lugar de retiro para mujeres licenciosas que se arrepentían de sus disipadas vidas. Tanto prostitutas como infieles y en ocasiones promiscuas eran acogidas en el convento para redimirlas de sus vidas pecaminosas. 
Hasta aquí podría parecer que era una buena obra y un buen servicio para mujeres de Barcelona que deseaban cambiar de vida y alejarse de las calles, pero la realidad era otra ya que durante algunas épocas simplemente se les enclaustraba a modo de castigo por sus vidas de pecado.

Convento Santa Maria Magdalena de Barcelona

El nombre de Egipciaca viene de un personaje nacido en el siglo VII conocido como María Egipciaca. Dicen que María Egipciaca, era una mujer de extrema belleza y un tanto ligera de cascos que decidió marchar y establecerse en Alejandría para ejercer la prostitución. Y así fue, aunque pasados los años y ya siendo casi una anciana se arrepintió de sus actos y marchó a Jerusalén para expiar sus culpas. Al llegar a la ciudad se postró ante una imagen de la virgen y esta se le apareció invitándola a cruzar el río Jordán para perderse en el desierto.

María murió en el desierto tras años de penitencia. Se dice que al intentar enterrarla la tierra se endureció de tal manera que fue imposible cavar una tumba y que justo en ese momento se apareció un enorme león, un león tan manso como un cordero, que con sus afiladas zarpas cavó el agujero donde María fue enterrada. Años más tarde la vida de María Egipciaca, se tomó como ejemplo en toda Europa para todos los pecadores que de alguna manera se arrepentían de su mala vida. 
Cuando paséis por el carrer de les Egipcíaques de Barcelona, recordad que en tiempos pasados muchas mujeres fueron castigadas y recluidas en esa calle por el simple hecho de llevar una vida mal vista por las masculinas autoridades políticas y eclesiásticas de una sociedad retrograda.

CARRER DE ENRIC GRANADOS

Enrique Granados Campiña (Lléida, 27 de julio de 1867 – Canal de la Mancha, 24 de marzo de 1916)
Compositor, pianista y pedagogo vinculado al movimiento modernista barcelones. Es conocido principalmente por su obra pianística, especialmente por la suite Goyescas (1911), en la que basó también la ópera homónima.
Creó la escuela de piano en Barcelona, que ha producido figuras tan relevantes como Frank Marshall, Monserrat Torrent, Narcisa Freixas, Rosa Sabater, Alicia de Larrocha y Douglas Riva. Murió en el naufragio del Vapor SS Sussex, en el canal de la Mancha, al ser torpedeada por la armada alemana en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.
El vapor Sussex acaba de zarpar del puerto inglés de Folkestone con destino a Dieppe (Francia). No era un gigante de los mares como el Titanic, que se había hundido tras chocar contra un iceberg en 1912, cuatro años antes.
Pero no faltan en la peripecia del Sussex amor y lujo. Se trataba de un pequeño paquebote de línea con bandera francesa y 386 pasajeros y 50 tripulantes a bordo.
Uno de esos pasajeros era un ilustre músico, el compositor Enrique Granados que viajaba en compañía de su esposa, Amparo.

Granados, de 49 años, comenzó siendo niñoo prodigio con el piano y se había forjado una brillante carrera como intérprete y compositor. Su estilo, neorromántico, tiene influencias de Chopin y Edvard Grieg.
Compuso numerosas piezas, entre las que destacan Danzas españolas, o Valses poéticos, aunque su obra más característica fue Goyescas, inspiradas en los cuadros de majas del genial pintor.
Fue además un notable pedagogo y en su academia de música de Barcelona se formaron muchos de los mejores pianistas catalanes del siglo XX.
Granados viajaba en el Sussex, después de hacer una exitosa gira por EEUU. Allí había estrenado Goyescas, y había recibido una invitación personal a la Casa Blanca del presidente Wilson. Pero este homenaje fue fatal para el músico, ya que le obligó a cambiar la fecha de regreso a España, y en lugar de volver directamente de Norteamérica, hizo un transbordo en Inglaterra de consecuencias trágicas, ya que el canal de la Mancha era un avispero de submarinos en plena guerra mundial.
Apenas llevaba una hora en el mar, cuando el Sussex fue detectado por el UB-29 un submarino alemán. Aunque era un vapor de pasajeros, el UB-29 lo confundió con un barco minador y le disparó un torpedo que impactó el medio del casco, partiendo al Sussex por la mitad. La proa se hundió rápidamente, mientras que la popa quedó a la deriva.
Las siguientes horas fueron angustiosas para los pasajeros que se abrazaban en esa parte del barco. Afortunadamente el naufragio no se produjo en el Atlántico Norte como el Titanic, sino en una zona mucho más transitada como el canal de la Mancha, y los restos del Sussex fueron rápidamente localizados. La popa pudo ser rescatada y remolcada hasta el puerto de Boulogne.
¿Y los Granados? Su camarote estaba en la popa y allí se encontraron sus equipajes, pero ni rastro de ellos. Testimonios posteriores permitieron reconstruir su historia.
El compositor tenía pavor al agua pero cuando vio a su mujer ahogándose no lo dudo y se lanzó a por ellaEl músico braceaba en el Atlántico y fue izado a bordo por una de las lanchas de salvamento, pero al ver poco después a su esposa debatiéndose entre las olas, se lanzó a rescatarla. Perecieron los dos, tragados por el Atlántico. Irónicamente, Granados sentía aversión por las travesías por mar, y había dicho: “En este viaje dejaré los huesos”. Ese era Granados, trabajador infatigable, hijo de una familia numerosa, que se pagó los estudios tocando el piano en los cafés. Un hombre enamorado de su mujer, Amparo, con la que tuvo seis hijos. Un creador que no tenía miedo a los retos musicales y sí pavor al agua, aunque cuando vio a Amparo braceando desesperadamente, no lo dudó.
Poco después Pau Casals le tributó un emotivo homenaje en el mismo escenario en el que poco tiempo antes habían estrenado la obra. Con toda la audiencia en pie, Paderewski interpretó la Marcha fúnebre de Chopin, con las luces del teatro apagadas y el escenario iluminado únicamente por un candelabro colocado encima del piano.

El 24 de marzo de 1916, el Sussex hacía un viaje de Folkestone a Dieppe cuando fue torpedeado por el submarino alemán SM UB-29. El barco quedó seriamente dañado, con la pérdida de parte de la proa. Se lanzaron los botes salvavidas, pero como mínimo dos de ellos volcaron y algunos pasajeros se ahogaron. De los 53 tripulantes y 325 pasajeros, murieron como mínimo 50 personas, aunque también se ha sugerido una cifra que oscila entre 80 y 100 fallecidos. El Sussex se mantuvo a flote y fue remolcado por la popa hasta el puerto francés de Boulogne.

Entre los muertos se encontraban el célebre compositor Enric Granados, su esposa Amparo, el príncipe persa, Bahram Mirza Sardar Mas’oud, y el jugador de tenis británico Manliff Goodbody. Varios estadounidenses más resultaron heridos. A pesar de que no murió ningún ciudadano de los Estados Unidos de América, el incidente alentó la opinión pública de los Estados Unidos y causó un incidente diplomático entre los gobiernos estadounidense y alemán. En mayo de 1916, Alemania emitió una declaración, denominada la Promesa del Sussex, que representó la suspensión de la campaña de guerra submarina intensificada a cargo de los U-Boot.

El Sussex fue reparado en Francia después de la primera guerra mundial, y vendido en 1920 a D. Demetriades, de El Pireo, donde fue rebautizado como Aghia Sophia. Fue desguazado en 1921 tras sufrir un incendio.